EL ADVIENTO EN LA ESPIRITUALIDAD
DE LA CRUZ.
“La gracia del Adviento es
una gracia que debe marcar nuestra vida entera, porque el Señor constantemente
está viniendo a nosotros.” Padre Juan Gutiérrez González MSPS.
*Este tiempo litúrgico nos
explica y prepara para recibir al Señor.
Es una venida a nuestras
almas, a nuestra Iglesia.
La Espiritualidad del Adviento se puede
centrar en cinco aspectos:
-TIEMPO DE ORACIÓN.
.TIEMPO DE ESPERANZA.
-TIEMPO DE PERDÓN Y RECONCILIACIÓN.
-TIEMPO DE AMOR Y CARIDAD.
-TIEMPO DE MATERNIDAD MARIANA.
TIEMPO DE ORACIÓN:
… y dijo Cristo a Concepción
Cabrera de Armida:
“Mira, así haz
tu oración, con esta certeza de mi presencia real, que mucho te servirá” CC. 26
T. 2065
-
El tiempo de
adviento requiere un contacto directo con Dios. Si estamos apartados de su
contacto diario y privado, no podremos hacer digna la venida de un Rey a
nuestra alma.
-
Cristo no solo
pide fe a Conchita a la hora de la oración directa con Él, sino que le habla de
su “presencia real” garantizándole su estancia viva en ella.
-
Cristo no quiere
que recemos de cualquier manera, no entiende que nuestro contacto con Él sea
liviano.
-
Cristo pretende
que la oración y plegaria nuestra sea contundente, concreta, comprometida,
suplicante, constante, amorosa, esperanzada, personalísima, a semejanza de las
oraciones que Él mantenía con su Padre Dios cuando en las noches se apartaba
para hablarle.
-
Si oramos así en
este tiempo de advenimiento, Dios no se irá nunca.
El P. Juan Gutiérrez
reflexiona sobre el tiempo de Adviento en la persona de María de la siguiente manera:
“María entrega ese “sí” al
Señor que marcará su vida entera. No hay un solo paso en su vida que no esté
marcado por el “sí” inicial de la Anunciación, hasta consumarse en ese otro
“sí” de la Redención, y en el “sí” de Pentecostés.”
Ella no osciló entre un sí,
luego un no y después un tal vez.
Su “sí” total y absoluto la
llevó a una vida de oración contante.
TIEMPO DE ESPERANZA:
…y dijo Cristo a Concepción
Cabrera de Armida:
“…la esperanza, que es la virtud de la soledad y del
dolor, la virtud que mira al cielo y que hace al corazón dilatarse por
poseerlo”. CC. 41 T. 2894
*De la fe que Cristo hace
posible en su contacto con la SD en los momentos íntimos de oración, se va a
derivar esta esperanza de la que en otro momento le habla.
-efectivamente, esta
esperanza se fragua en la soledad, soledad de la vida interior, soledad en la
oración, y virtud del dolor, porque donde hay amor auténtico, hay dolor
necesariamente.
-la oración, la esperanza, la
soledad y el dolor ponen henchida su alma hasta el punto de desear el cielo y
en adviento, desear su venida de manera más vehemente, si cabe.
*“La virtud de la esperanza
es una virtud sobrenatural y divina, una virtud del Cielo.
No se puede separar de la fe
y de la caridad, porque son tres virtudes teologales una imagen de la Santísima
Trinidad: son virtudes divinas que proceden del mismo Dios, y son
inseparables.” Del libro Vicios y Virtudes de CCA.
Nuestra reflexión ha de ser,
darnos cuenta que en el adviento tenemos todo un plan de vida y los medios
necesarios para llevarlo a cabo.
Ha de ser el plan por
excelencia de nuestra existencia y por ende, el plan de Salvación de Dios para
los hombres.
TIEMPO DE PERDÓN Y RECONCILIACIÓN:
…y dijo Cristo a Concepción
Cabrera de Armida:
«Todo mi poder para perdonar en la
tierra, lo tiene el sacerdote, hija mía, y todas las misericordias de mis
perdones, por él se derraman.
Yo soy el Sacerdote Eterno, pero en mi Iglesia he derogado mi Poder a
esas almas escogidas, que me representan en la tierra.»
«Señor, pero Tú también puedes
perdonar en la tierra directamente, ¡cómo no!»
«El comercio íntimo de la Gracia y de la unión entre las almas y Yo,
nadie lo ve, y Yo me solazo en amar y perdonar; pero soy el primero en respetar
mis leyes en la Iglesia establecida por el Espíritu Santo.»
«¿Luego Señor, no te gusta que
me confiese Contigo, sólo con el padre Ruiz?»
«Sí me gusta, hazlo, continúa esa costumbre de amor, que mucho me
complace; sí te puedo perdonar, y perdono siempre que un alma se humilla y me
ama; lo que te quiero decir es que a pesar de esto, dejo en pie mis leyes, que
deben respetarse y practicarse.
Confiésate Conmigo, que eso mismo haces cuando te confiesas con mis
sacerdotes; ábreme tu alma, enséñame su fondo, tenme una muy íntima confianza,
limpia tu alma en mi presencia con un dolor amoroso, y arrójate en mis brazos,
que sólo se puede ser víctima agradable al Padre cuando se está puro.»
VIDA, de Concepción Cabrera de Armida.
*Si recibiéramos a un Rey en
nuestra casa, la limpiaríamos y agradaríamos con lo mejor de nosotros.
Cristo viene no de visita, ni a
que lo tratemos como a un invitado que nos fabricamos en la imaginación.
Cristo no es visita. Es dueño de
nuestra casa, de nuestra alma.
Cristo se merece nuestras
mejores galas.
Él es el creador de la pureza y
la misma pureza, por tanto, no puede encontrar un espacio para que anide su
Espíritu, sucio y que ensucie su Pureza.
Conchita habla con Jesús con la
naturalidad filial que el propio Espíritu Santo le confiere, de ahí que guste
de confesarse con Él.
Jesús es gustoso de esos
caprichos de esa alma de oración pero también la invita a que haga uso de las
prerrogativas que el Padre confirió a la Iglesia en materia de Perdón.
Cristo vive en los sacerdotes y
estos han de vivir en Él, de Él y por Él.
Por eso, nuestro tiempo para la
reconciliación y el perdón ha de estar presente en este Adviento.
Nos hemos de sentir ante el
confesonario como ante la Cruz, perdonado y redimido, humillado e invitado a
Ella.
La Cruz solo puede perdonar
recubriendo nuestras almas con su corteza porque por ella fluye la Sangre del
perdón amoroso de Quien nos creó.
TIEMPO DE CARIDAD Y AMOR:
…y dijo el Espíritu Santo a
Concepción Cabrera de Armida:
“ La substancia del Padre es Amor y Poder. La
substancia Mía es el Amor y la Vida. La substancia del Hijo es el Amor y el
Dolor.
La Substancia de las tres Personas de la Trinidad es
la Caridad, es decir, el amor más puro de comunicación, que por esto se llama
Caridad, porque se comunica y es el más perfecto Amor de Caridad.” CCA. 6,520.
*Si no existe caridad y amor
en nosotros, no podremos esperar al Hijo de Dios, y esto no sucederá si no
empleamos bien el tiempo de oración en este Adviento.
En esa oración también hemos
de pedir al Espíritu Santo que nos dé el amor y la caridad para la espera.
Conchita tenía muy claro los
conceptos de la Trinidad y que el Amor es el factor común entre las Tres
Divinas Personas.
Este amor que tan claramente
se le dio a ella, la llevó, como las características del mismo Amor nos indica,
a derramarlo en derredor.
No concebía Conchita un
Adviento sin Amor y por ende, un Amor sin derramarse en los demás.
TIEMPO DE LA MATERNIDAD
MARIANA:
…y dijo María a Concepción
Cabrera de Armida:
“Yo habito en el Espíritu Santo y Él habita en Mí, mi
primera Cruz viva; y como el Padre y el Hijo habitan en el Espíritu Santo,
centro de la Unión Divina, ellos habitan en mí y yo en ellos y de manera que la
Trinidad Santísima es mi morada.
Pero, esta Trinidad ama la Cruz, su Trono predilecto
de Jesús para que los hombres esto comprendan ( misterio, misterio que encierra
ocultos tesoros de Gracia y Sabiduría) se apareció al mundo la Cruz del
Apostolado.
Jesús fue el Apóstol vivo de la Cruz.
En el mundo fui la Cruz viva, la Víctima oculta que
juntamente con Jesús se ofrecía al Eterno Padre por un mismo fin.
Yo leía el Corazón de mi Hijo, en Él vivía y respiraba
y sufría, no ignoraba sus desolaciones, penas y desamparos, y me crucifiqué con
Él en su vida interna, aún antes de la crucifixión del Calvario.
Mi Hijo tuvo, diré, su desahogo con los dolores externos
y el derramamiento de Sangre en su Pasión Santísima, pero a mi no me fue
concedido Ésto.”
C.C. 6, 520 a
* En esta locución de María a
la SD, se refiere a su vida terrena dándosela a conocer en términos Trinitarios
y de Redención.
No se entendería que la
Virgen María hablara como una madre normal en el adviento y espera del
nacimiento de su bebé.
María transciende, ha de
pasar necesariamente por la Trinidad.
Fue tomada por el Espíritu
Santo y engendró a la Segunda Persona de
la Trinidad que es la Trinidad misma.
Da a entender en esta
explicación que vivía en el interior de su Hijo y que fue partícipe de sus
dolores, de sus pasiones, de su vida, de su gloria, de su sabiduría…..
Y cuenta a Concha, también su
hija algo sorprendente y magnífico que, ella vivió la Pasión en el interior de
su Hijo mucho antes de que nosotros la conociéramos.
No ha de acabar aquí la
perplejidad de Conchita ni tampoco la nuestra cuando le revela que ella no tuvo
la oportunidad de su Hijo de que se hiciera visible y tangible para los hombres
la Pasión que ella vivió.
*Hemos de esperar en este
Adviento no solo las alegrías de un
Nacimiento, hemos de estar
expectantes a los porqués del acontecimiento en sí.
Dicen los exégetas con
respecto a la negación que sufrieron María y José cuando buscaban posada, es la
participación , entienden ellos, de la suerte que correría su Hijo.
Por eso, no nos debe
extrañar, incluso entender y esperar que, en esta solidaridad vamos a correr la
suerte del Hijo que este Adviento espera.
* Mas, también somos Iglesia,
no se puede vivir este tiempo litúrgico a solas ni aisladamente.
“María aparece en la Liturgia
del Adviento no solamente como una Madre que va a tener el gran privilegio de
tener como hijo al Hijo de Dios para su propia santificación, sino que además
de eso, María es la figura de la Iglesia: sus dones y privilegios resumen su
Persona en los dones y privilegios que Dios concede a la Iglesia.”
(P. Juan Gutiérrrez G. MSPS.
Luz en mi sendero. Homilías.)
FUENTES:
Cuenta de Conciencia de la SD Concepción Cabrera de Armida.
Luz en mi sendero, del P. Juan Bosco Gutiérrez González MSPS.
Homilías del P. Juan Bosco Gutiérrez González MSPS.
Charo
soto cruz.
Cádiz, 23 de noviembre de 2017
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