martes, 26 de diciembre de 2017

1ª REGLA.   HUMILDAD Y SACRIFICIO

Las almas que ingresen en la Cadena de Amor deben estar muy aventajadas en las Virtudes, sobre todo en la Humildad y Sacrificio.
Estas dos Virtudes deben estar conectadas porque:
+ Debemos conocer lo que es de Dios y lo que es del hombre (humildad);
+ La vida espiritual requiere un gran espíritu de vencimiento;
+ Humildad y Sacrificio son dos características de Cristo Sacerdote-Víctima;
 + Cristo dijo a Conchita sobre la Humildad: “Nadie se conoce a sí mismo sino el que me conoce a Mí y nadie tiene Humildad verdadera sino el que renunciando a sí, se entrega y se abandona a Mí” De la Cuenta de Conciencia.
Estamos hechos a su imagen y semejanza, por eso le conocemos, nos conoceremos.
No podemos ser humildes si nos poseemos, sólo si nos entregamos al 100%.
Esta Virtud implica una constante suplantación de mi yo por Cristo. Por otro lado, el sacrificio no es una virtud en sí, sino un acto de la virtud de religión. Es como una actitud, para entendernos. Este acto de la virtud de religión pone en contacto a la criatura con su Creador. Es importante notar que cuando hablamos de sacrificio o sufrimiento, no nos estamos refiriendo a algo dolorista, sino que con esa actitud hacemos Sagradas todas nuestras acciones.
El P. Juan Gutiérrez, MSpS afirma en una de sus Conferencias: “el sacrificio, para que tenga validez, tiene qué estar en relación con un significado más profundo y trascendente que es Cristo. Convirtiéndose así el sacrificio externo, en el Sacramento del sacrificio interno”.
Karl Rahner, S.J.  y Teólogo que influyó mucho en el Concilio Vaticano II nos dice:
“Sacrificio es un acto religioso por el cual la ofrenda sensible se transforma en signo Sagrado y por el que se expresa la autoentrega del hombre y la aceptación gratuita por parte de Dios”. 

El acto del Sacrificio es:
-Un acto unitivo: nos pone en contacto con Dios;
-Una donación: nos entregamos a Él;
-Una transformación: nuestra vida profana se convierte en realidad sagrada;
-Una aceptación: es nuestra acogida gratuita de Dones por parte de Dios.

Como vemos, no es un acto dolorista sino un acto glorioso de Amor.
Dijo Cristo a Conchita, en su Cuenta de Conciencia: “Cuando Yo te pida un sacrificio, no me lo ofrezcas a fuerzas, porque Yo lo quiera, sino con gusto, porque tú lo quieras también”, de la Cuenta de Conciencia.

El mundo de los sacrificios para Dios es inmenso, podemos hacer sagrado algo que nos duele, como algo con lo que disfrutemos. SACRUM FACERE= hacer sagrado todo.

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