VACÍO DE CORAZÓN
En esta regla hay dos cuestiones.
1º Vaciar el corazón.
2º Dios nos pide ocuparlo Él.
1º: Para vaciar nuestro corazón nos anclaremos en la soledad
espiritual divinizando esos afectos en Dios.
No
quiere decir que ya no amemos a los demás, sino que divinicemos esos efectos y
huyamos de la disipación que le resta atención al Señor.
2º: Una preciosa petición de Dios, ocupar
nuestro
corazón.
Dijo Cristo a Conchita que cuanto más
afectos y gente hubiera en su corazón, menos lugar habría para Él.
No es no querer a los nuestros, es
quererlo a Él por encima de todos y hacer Sagrado nuestro Amor al prójimo
amándolos como el Padre y el Hijo se aman, con el Espíritu Santo.
¿Cómo vacío mi corazón de criaturas, de
comodidades, de lo material..?
No ensalzándome, quitando
satisfacciones…y estaremos preparando nuestra alma para hacer un nido puro al
Espíritu Santo. Ahí descansará Él y depositará virtudes y dones para
santificarnos, viendo las cosas como un medio y no como un fin.
Dios es tan lindo que, después de
exigirnos vacío de corazón, nos promete una gloria en la tierra, ocupar nuestro
corazón con todos los parabienes que conlleva. Se da a sí mismo para hacernos
dignos de Él y enseñarnos a amar como quiere el Padre, con amor divinizado.
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