Se trata de una pobreza evangélica, no social; religiosa o
económica.
Señala 3 formas de vivir la pobreza: voto, grande cariño,
experimentar sus efectos
La pobreza que enseña esta regla 5ª nace del
Amor a
Cristo.
Lo primero que realiza el amor divino en el corazón del
consagrado en pobreza es
una sustitución de valores: "Todo lo tengo x basura
ante la sublimidad de Cristo, mi Señor"
(Ef. 3, 8)
Una nueva jerarquía de afectos: las rupturas que
superamos al corresponder a la vocación:
"no conozco a nadie según la carne" San Pablo.
Para vivir verdadera pobreza evangélica debemos atender
-más a la educación sobre los valores que sobre el uso de
los bienes;
-a la formación de la afectividad que sobre la
administración.
Jesucristo debe ser el supremo valor, el supremo centro
afectivo del pobre.
Se propone una
pobreza sacerdotal:
que pone en
relación con Dios y con el hombre. Esta es la acción sacerdotal de
todos los
bautizados.
*** APOSTOLADO DE LA CRUZ * PUERTO DE SANTA MARÍA ***
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