DEL LIBRO, RESPUESTA A LA INVASIÓN DE DIOS, del P. Juan Gutierrez Gonzalez.
Nos habla sobre la santa indiferencia que Cristo pude a la SD Concepción Cabrera de Armida:
"......¿Qué es lo que más le cuesta sacrificar ante esa indiferencia que Dios le está sugiriendo y pidiendo?
«Debe serme indiferente ser
madre, a conservar intacta aquella perla de la virginidad y pureza angélica que
me arrastra de una manera inconcebible... igual ser virgen a ser mártir... Me
arrebata la pobreza, la suma pobreza, tendría mis delicias en pedir
hasta un pedazo de pan de limosna y tiene que serme igual vivir en la
comodidad; me encanta la idea de poder dormir en una cruz y debo hacerlo en un
colchón, tendría mis delicias en exprimirme a penitencias y ayunos, y tengo que
cuidarme para alimentar a mis hijos. ¡Oh! la cruz, las locuras de la cruz, mi
Padre, quisiera verme arrastrada, despreciada, burlada, calumniada –oh dichas que
no son para mí– hasta deshonrada y quitada toda fama... y me rodea el aprecio y
la estimación más o menos» (CC III/259).
Son estos deseos y anhelos
espirituales lo que le cuesta tanto sacrificar, para poderse establecer en la
santa indiferencia:«¡Qué guerra se ha levantado en mi corazón de mis naturales
inclinaciones con este grado de perfección, al que me llama Jesús!» (CC
III/262).
Tendrá ella que rendirse en
esa guerra. No le es fácil, porque «los hilos que tiene que romper son
precisamente aquellos en los que hacía consistir su felicidad en la tierra» (CC
III/261). Necesita una gracia especial de Dios, ella es muy consciente de ello:
«En cuanto a la indiferencia, en las cosas que a mí me afectan, estoy
luchando Padre mío; pero en el fondo de mi alma es tanto el egoísmo y
miseria que hay, que no se acaba de resolver a romper esos hilos en que ella
hace consistir su felicidad en la tierra; sólo con fuerza sobrenatural llegaré
a vencerme, esto pido tanto a Jesús y espero en su misericordia que llegaré a alcanzarla»
(CC III/261)."
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