CRISTO SACERDOTE Y VICTIMA
(4)
Jesús tuvo que asemejarse a sus hermanos para llegar a ser Sumo Sacerdote
misericordioso y digno de confianza en las cosas de Dios, capaz de obtener
el perdón de los pecados del pueblo”. Heb. 2,17-18
Jesús llegó a ser Sumo Sacerdote por medio de sus sufrimientos y de su muerte, ofrecidos con
obedienciafilialysolidaridadfraterna.
En el Misterio Pascual de Cristo, la aceptación completa de la solidaridad humana ha realizado efectivamente lo que los ritos de consagración sacerdotal, por medio de separaciones, se esforzaban en vano en obtener, esto es, la elevación del hombre a Dios, la unión de la naturaleza humana con Dios. Este misterio tiene, por tanto, un pleno valor de consagración sacerdotal. La gloriadeCristoresucitadohasidoreconocidacomogloriasacerdotal.
La actitud generosa de Jesús mediador fue la de acoger plenamente la solidaridad humana. El sufrimiento humano existía; la muerte, el pecado, existían. Jesús descendió hasta el fondo de esta miseria introduciendo allí su amor y trazando así una vía de salvación. Hizo del sufrimiento y de la muerteunaocasióndeamorextremo.TrazólavíadelaNuevaAlianza,lavíadecomuniónconDios recuperadaparanosotrospecadores.
Card.AlbertVanhoye:“AcojamosaCristonuestroSumoSacerdote”Pag.3940
“SisoyRedentor,soytambién,porestemismohecho,elMediadorsupremoentreloshombres ylaTrinidad,entrelaTrinidadyloshombres.
¡Qué dicha para los hombres tener un Dios hombre!, a un Corazón de hombreDios, que lleva sus mismas entrañas de amor. ¿Qué haría la humanidad, si el Verbo no hubiera tomado su carne misma?
SóloporestaligacióndelVerboconelhombre,tieneelhombrederechoalcielo.Sóloporel Verbohechocarne,tienenvalorsobrenaturallosactos.SóloporelVerbohechocarne,tienenvida enabundancialamortalylaeterna;tienenverdaderavidalasalmas,porqueYosoylaVida.EnMí estálaVidaverdadera,laLuzindeficiente,laVerdadinfalible.EnMíestátodo,porquesoyellazo divinoqueunelatierraconelcielo.”
CuentadeConcienciaTomo52,147.24deJuniode1928
“Cierto que soy Dios, pero también soy hombre, y quise cargar las miserias del hombre para expiarlas; quise sentir como el hombre y llorar como el hombre, y estremecerme con las mismas penasygozosdelhombre.Asíesqueaunqueestéenelcielo,séagradecer,sésentiryconmoverme, porque la sensibilidad del hombre, afinada y divinizada, la llevo Yo en mi alma, en mi corazón, en todomiSer.
Al tomar la naturaleza humana, tomé el amor al hombre, por llevar la sangre del hombre, la fraternidad con el hombre; y conjuntas las dos naturalezas, la divina y la humana, divinicé, con el contactodelVerbo,alhombre,elevándolodeloterrenoparaqueaspiraraalcielo.
Pero entre todos los hombres, distinguí a los que deberían ser míos, a los sacerdotes otros Yo, que continuaran la misión que me trajo a la tierra, y que fue llevar a mi Padre lo que de Él salió: almasqueloglorificaraneternamente.
Jesús llegó a ser Sumo Sacerdote por medio de sus sufrimientos y de su muerte, ofrecidos con
obedienciafilialysolidaridadfraterna.
En el Misterio Pascual de Cristo, la aceptación completa de la solidaridad humana ha realizado efectivamente lo que los ritos de consagración sacerdotal, por medio de separaciones, se esforzaban en vano en obtener, esto es, la elevación del hombre a Dios, la unión de la naturaleza humana con Dios. Este misterio tiene, por tanto, un pleno valor de consagración sacerdotal. La gloriadeCristoresucitadohasidoreconocidacomogloriasacerdotal.
La actitud generosa de Jesús mediador fue la de acoger plenamente la solidaridad humana. El sufrimiento humano existía; la muerte, el pecado, existían. Jesús descendió hasta el fondo de esta miseria introduciendo allí su amor y trazando así una vía de salvación. Hizo del sufrimiento y de la muerteunaocasióndeamorextremo.TrazólavíadelaNuevaAlianza,lavíadecomuniónconDios recuperadaparanosotrospecadores.
Card.AlbertVanhoye:“AcojamosaCristonuestroSumoSacerdote”Pag.3940
“SisoyRedentor,soytambién,porestemismohecho,elMediadorsupremoentreloshombres ylaTrinidad,entrelaTrinidadyloshombres.
¡Qué dicha para los hombres tener un Dios hombre!, a un Corazón de hombreDios, que lleva sus mismas entrañas de amor. ¿Qué haría la humanidad, si el Verbo no hubiera tomado su carne misma?
SóloporestaligacióndelVerboconelhombre,tieneelhombrederechoalcielo.Sóloporel Verbohechocarne,tienenvalorsobrenaturallosactos.SóloporelVerbohechocarne,tienenvida enabundancialamortalylaeterna;tienenverdaderavidalasalmas,porqueYosoylaVida.EnMí estálaVidaverdadera,laLuzindeficiente,laVerdadinfalible.EnMíestátodo,porquesoyellazo divinoqueunelatierraconelcielo.”
CuentadeConcienciaTomo52,147.24deJuniode1928
“Cierto que soy Dios, pero también soy hombre, y quise cargar las miserias del hombre para expiarlas; quise sentir como el hombre y llorar como el hombre, y estremecerme con las mismas penasygozosdelhombre.Asíesqueaunqueestéenelcielo,séagradecer,sésentiryconmoverme, porque la sensibilidad del hombre, afinada y divinizada, la llevo Yo en mi alma, en mi corazón, en todomiSer.
Al tomar la naturaleza humana, tomé el amor al hombre, por llevar la sangre del hombre, la fraternidad con el hombre; y conjuntas las dos naturalezas, la divina y la humana, divinicé, con el contactodelVerbo,alhombre,elevándolodeloterrenoparaqueaspiraraalcielo.
Pero entre todos los hombres, distinguí a los que deberían ser míos, a los sacerdotes otros Yo, que continuaran la misión que me trajo a la tierra, y que fue llevar a mi Padre lo que de Él salió: almasqueloglorificaraneternamente.
Aquí está el secreto de la atracción del sacerdote para con las almas, de la fecundidad de su
apostolado,delacomunicacióndepureza,deunción,deluz,devirtudes,delodivinoaellas,porque
no es el sacerdote el que vive, sino Yo en él, con todas mis virtudes, carismas y dones, y aun,
esplendoreseternosdelaTrinidad,comunicados.”C.C.50,199200.11deEnerode1928
“No quisiste oblación ni holocaustos...pero me diste un cuerpo...he aquí que vengo para hacer oh Dios, tu voluntad.” Heb. 10,7.9
La finalidad del sacrificio es cambiar las disposiciones del hombre, no las disposiciones de Dios. Su finalidadeslade“hacerperfectoenlaconcienciaaloferente”,ofreceraDiosuncorazónpurificado ydócil.Hastaquenoseacambiadoelcorazóndelhombrenoesposibleunaauténticarelacióncon Dios,yportantonosehacerealidadlafinalidaddelsacrificio.
Una aspiración religiosa no basta para cambiar la conciencia de un pecador. Para dar al hombre
pecador el contacto auténtico con Dios es necesaria una mediación eficaz. El pecador debe ser
ayudadoporunmediadorquenoseaélmismounpecadoryqueabralavíaalacomunicacióncon
Dios.
Cristoofreciósupropiavida,afrontandolossufrimientosylamuerteenlaperfectaobedienciaala voluntadsalvíficadelPadreyconunamorgenerosísimoanosotrosloshombres.Susangreexpresa este aspecto de muerte violenta transformada en ofrenda de obediencia filial y de solidaridad fraterna.
Card.AlbertVanhoye:“AcojamosaCristonuestroSumoSacerdote”Pags.115117
HablaJesús:
“Yosabíaqueibaamorir;quevinealatierrasóloparasantificarlaenelamor,ydejarenellaa
miIglesia,paraconducirconmidoctrinaúnica,alahumanidadhaciaelcielo.
Todo un Dios, no encontró manera más propia para satisfacer su sed de acercamiento con el
hombre,quebajaralmundocomohombre,yquedarseenlaEucaristíacomohombre,concorazóny
latidosycariciasdehombre,sindejardeserDios.
Y mira qué portento: quiso Dios juntar los polos; la Divinidad con la humanidad culpable, que
necesitabadeunacarnepuraparapurificarse,ydeunamordivinoparadivinizarse.
Yo mismo, Dios hombre, perdonaba y expiaba; redimía y premiaba; pero ¡a costa de cuántas
penas externas e internas!, ¡a costa de cuántos sacrificios, que han pasado y pasarán
desapercibidosparaelmundosensual,yaunparamuchoscorazonesdelosmíos!
Jesús, Salvador en la tierra, continúa siendo Jesús Salvador en el cielo, presentando ante la
Divinidad mi Sangre (en cada Misa sobre todo) y mis méritos, mis llagas, mi amor al hombre,
conmoviendoalaDivinidadenfavordelhombre.
¡Qué pocos piensan en mi papel de Redentor como hombre Dios, y de Salvador como Dios hombre!
Y pocos se me hacen los siglos, para seguir ofreciendo a la Divinidad ultrajada, los méritos del hombre Dios, adquiridos sobre la tierra, asociando a esas expiaciones voluntarias, los dolores de muchas almas y de muchos cuerpos que, entrando en mi unidad, se sacrifican en la tierra, completandomiPasiónquenuncasecompleta,porquenuncacesanlospecadosdelhombre.
C.C.50,320326.29deenerode1928.
“No quisiste oblación ni holocaustos...pero me diste un cuerpo...he aquí que vengo para hacer oh Dios, tu voluntad.” Heb. 10,7.9
La finalidad del sacrificio es cambiar las disposiciones del hombre, no las disposiciones de Dios. Su finalidadeslade“hacerperfectoenlaconcienciaaloferente”,ofreceraDiosuncorazónpurificado ydócil.Hastaquenoseacambiadoelcorazóndelhombrenoesposibleunaauténticarelacióncon Dios,yportantonosehacerealidadlafinalidaddelsacrificio.
Una aspiración religiosa no basta para cambiar la conciencia de un pecador. Para dar al hombre
pecador el contacto auténtico con Dios es necesaria una mediación eficaz. El pecador debe ser
ayudadoporunmediadorquenoseaélmismounpecadoryqueabralavíaalacomunicacióncon
Dios.
Cristoofreciósupropiavida,afrontandolossufrimientosylamuerteenlaperfectaobedienciaala voluntadsalvíficadelPadreyconunamorgenerosísimoanosotrosloshombres.Susangreexpresa este aspecto de muerte violenta transformada en ofrenda de obediencia filial y de solidaridad fraterna.
Card.AlbertVanhoye:“AcojamosaCristonuestroSumoSacerdote”Pags.115117
HablaJesús:
“Yosabíaqueibaamorir;quevinealatierrasóloparasantificarlaenelamor,ydejarenellaa
miIglesia,paraconducirconmidoctrinaúnica,alahumanidadhaciaelcielo.
Todo un Dios, no encontró manera más propia para satisfacer su sed de acercamiento con el
hombre,quebajaralmundocomohombre,yquedarseenlaEucaristíacomohombre,concorazóny
latidosycariciasdehombre,sindejardeserDios.
Y mira qué portento: quiso Dios juntar los polos; la Divinidad con la humanidad culpable, que
necesitabadeunacarnepuraparapurificarse,ydeunamordivinoparadivinizarse.
Yo mismo, Dios hombre, perdonaba y expiaba; redimía y premiaba; pero ¡a costa de cuántas
penas externas e internas!, ¡a costa de cuántos sacrificios, que han pasado y pasarán
desapercibidosparaelmundosensual,yaunparamuchoscorazonesdelosmíos!
Jesús, Salvador en la tierra, continúa siendo Jesús Salvador en el cielo, presentando ante la
Divinidad mi Sangre (en cada Misa sobre todo) y mis méritos, mis llagas, mi amor al hombre,
conmoviendoalaDivinidadenfavordelhombre.
¡Qué pocos piensan en mi papel de Redentor como hombre Dios, y de Salvador como Dios hombre!
Y pocos se me hacen los siglos, para seguir ofreciendo a la Divinidad ultrajada, los méritos del hombre Dios, adquiridos sobre la tierra, asociando a esas expiaciones voluntarias, los dolores de muchas almas y de muchos cuerpos que, entrando en mi unidad, se sacrifican en la tierra, completandomiPasiónquenuncasecompleta,porquenuncacesanlospecadosdelhombre.
C.C.50,320326.29deenerode1928.
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